domingo, 28 de julho de 2013

Lunahuaná y el Río Cañete

Uno de mis grandes objetivos ahora que estoy de vuelta al Perú, es conocerlo, entenderlo, quererlo más, y ganarme su cariño también. Estos días de fiestas patrias, me animé a conocer Lunahuaná, un destino turístico relacionado a experiencias radicales como el canotaje y rapel, cerca de Lima.

Comenzaré hablando sobre el trayecto, imagino que si uno contrata una agencia de turismo, todo se hace más fácil, un poco más caro, pero con menos trasbordos y sin correr aprietos. Pero hace parte de la aventura el llegar al lugar.

De todos modos, el trayecto me pareció tranquilo, un ómnibus de Lima a Cañete, cómodo, tranquilo, viendo una película, nada de que reclamar. Llegando a Cañete un taxi hasta un lugar de donde salen combis y colectivos a Lunahuaná. Tomamos una combi, y aunque debo cuestionar la irreverencia del chofer al ultrapasar vehículos en una vía de dos manos con dos carriles, en curvas y con neblina, llegamos a salvo.

El paisaje, por ser de noche, no fue muy aprovechado. Pero lo apacible de la pequeña ciudad y la hospitalidad de su gente hicieron valer la pena llegar un día antes. Un vino de producción local, escogido previa degustación, fue el complemento perfecto para lo que restaba de una noche fría y de tertulia más que agradable.

Al día siguiente, el desayuno, que veía en fotos cuando estaba en Brasil, pan con chicharrón. Mis amigos brasileros cuestionaban el bien que haría para la salud comer carne en el desayuno. Mis años desayunando adobo algunos domingos en Arequipa me hacían creer que no podía ser tan malo. Y no lo fue, al contrario, estuvo muy bien para comenzar el día. Obviamente no es algo que se deba hacer todas las semanas, pero una vez a cada dos meses, el cuerpo aguanta, y el paladar agradece.

Después del desayuno, y ya con el sol comenzando a saludarnos, el canotaje. Nunca lo había hecho, lo más cercano a esa experiencia que tuve antes fue un botecito con pedal en la laguna de Tingo, en Arequipa. Fue sensacional.



Terminé agotado, porque a pesar de la presencia del guía, en la parte posterior del bote, el éxito de la misión depende de la tripulación, depende de remar fuerte, de estar atento a las voces de comando y de agarrarse bien para que el recorrido se culmine con éxito. No necesariamente conoces a toda la tripulación, así que cada uno tiene que hacer su parte y confiar en que los demás también lo harán, es un ejercicio de trabajo en equipo total.

Momentos tensos y momentos de descanso intercalados, y parece que tu stress y preocupaciones se quedan atrapadas como musgo en las piedras que adornan al río. Estar en la línea del frente del bote fue un desafío, lo pasé con nota 12, creo que está bien para un principiante.

Las empresas que brindan los servicios de guía para estos deportes radicales parecen bien organizadas y serias. El lugar de encuentro de los botes está bastante bien arreglado, y, a pesar de algunas condiciones precarias en los SSHH, creo que poco a poco se profesionalizan. Espero que esta profesionalización les abra nuevas puertas a tanta gente que subsiste brindando estos servicios. Que les ayuden, los capaciten, que su fuente de renta les de el mismo pan que se ganan hoy, pero brindando un mejor servicio, más seguro para el cliente y para el guía.

Visité una fábrica local de vinos, que tiene un espacio de degustación muy agradable, la bodega Santa María. Traje dos vinos, seguro tendrán un buen fin.

Al final preferí no hacer el tradicional circuito de cuatrimotos, que dicen que es bonito. Estaba extenuado, les recomiendo que dejen para hacer el canotaje al final, porque después de ese esfuerzo y de mojarse con el agua del río, uno queda muy cansado. No me quejo, será un motivo más para volver, créanme, lo haré con mucho gusto. Sobre todo por la gente, sus ofertas de deportes radicales, y sus vinos.

La vuelta fue tranquila, nostálgica, pero con esperanza de volver a casa, como dicen los NSQNSC, "en el fondo todos regresan a sus casas muy agradecidos, pues todos son iguales bajo el sol" o en este caso, sobre el río.

Nenhum comentário:

Postar um comentário