sexta-feira, 31 de maio de 2013

De extranjero a repatriado

Una de las características que más lo marcan a uno cuando se vive en un país que no es el suyo, es el "estigma" de ser extranjero. Discúlpenme mis amigos cristianos por usar este término. Con estigma, no me refiero a una cosa estrictamente negativa, sino a una cosa que te marca y que no está siempre presente pero aparece de vez en cuando y a veces cuando poco te lo esperas.

Yo no tengo las características físicas asociadas a los peruanos en Brasil, que es el de la piel un poco más oscura, cabello liso y vasto (ok, ríanse). No que eso me enorgullezca, es un simple hecho constatado y confirmado estos diez últimos años. Esa falta de característica física hacía que pasase la primera barrera visual sin ser "identificado". Como al comienzo no hablaba muy bien,  la segunda barrera, la de pronunciar algunas palabras, me delataba. En el caso específico de Brasil, las palabras que tienen una 'v' chica o un "ão" o el casi imposible "avó" y "avô" (esto último merece un post especial) te delatan fácil.

El decir tu nombre, en mi caso mi segundo apellido, que contiene la doble 'L', normalmente también te delata, principalmente por ser poco comunes o por ser escritos de forma diferente ("Suárez" vs "Soares" o "Santiago" vs "Thiago"). Imagino que esto es más crítico aún en países de idioma inglés o del norte y este de Europa.

Una vez detectado, normalmente la gente te recibe bien, en la calle o como usuario de un determinado servicio. La gente es comprensiva e intenta utilizar pocas jergas y tenderte una mano para facilitarte la vida. Después de un tiempo sin embargo, el ser extranjero te cierra algunas puertas, principalmente en lo que se refiere al intercambio de experiencias, discusiones más profundas y contexto histórico que uno poco conoce. Me costó mucho poder establecer conversaciones en este sentido, por un lado por que no soy un maestro en conversación, soy muy malo para guiar conversaciones, y por otro por esta falta de contexto.

Aprendí a oír, a disfrutar y a aprender de este tipo de conversaciones, intentar establecer una correlación entre esas experiencias y las de uno mismo también ayuda. Lo peor es que uno de los episodios que relacionan a Brasil y Perú más recordados por los brasileros es el del mundial del 78 en que gracias a una misteriosa goleada de Argentina a Perú por 6-0 Brasil fue eliminado del mundial, episodio polémico. Un par de ejemplos adicionales de cosas que nos unen, en imagen (el Chavo del Ocho - o Chaves) y en vídeo (el Rey Roberto Carlos cantando en español):





Pertenecer a comunidades peruanas o latinas, es muy positivo, porque te ayuda a extrañar menos y a sentirte más en "casa". Pero cerrarse en esto, también te dificulta aprender y absorber la cultura del país donde estás. Si, los programas de TV que pasaron en los años 80 es cultura, la música que se escuchaba en los 90 también, los hechos políticos que impactaron los años 70 más aún.  Hoy, gracias a mucha gente y a muchos "cafés de la tarde", tengo una cultura sobre Brasil que me permite establecer una conversación digna con un brasilero de mi edad sin sentirme tan perdido como hace algunos años.

Antes de volver, me preguntaba como sería mi vida en Lima después de tantos años afuera. Nuevamente estaría fuera del contexto, diez años en que estuve fuera, hay muchas cosas que pasaron y que si bien las leí en alguna noticia o por un post en el facebook, no las viví en el día, no hablé sobre ellas durante un par de semanas con mis colegas del trabajo o en la mesa del almuerzo con la familia. Las noticias a lo lejos nos impactan menos. Como me dijo una gran amiga un día de estos, es parte de nuestra naturaleza sentir empatía por aquel que está físicamente cerca a nosotros, no por el que está lejos.

Aparte del contexto, algunas palabras no salen fácilmente en español porque son parecidas a las palabras en portugués, o simplemente porque estoy tan acostumbrado que me salen de forma natural en portugués o un portugués adaptado. Por ejemplo la palabra "perceber" es  mucho más usada que "notar" en Brasil, así que normalmente la uso, y por lo que me acuerdo aquí no la usamos tanto, "¿percibieron que este post está muy largo?". Se entiende, pero creo que es un tanto rara, y peor aún cuando se conjuga de forma equivocada (Nota: en mi primera versión de este post utilice la palabra "errada" que creo que tampoco la usamos mucho).

De esta forma, no sé en cuanto tiempo la gente aquí en Lima nota algo extraño en mi forma de hablar. No sé si piensen que soy extranjero, o si tengo un serio problema de dislexia. Hoy en el almuerzo un colega de trabajo me dijo que por algunos segundos pensó que era extranjero. No es tan crítico como era allá en Brasil, pero lo relaciono al hecho de ser "repatriado". Es decir, dejé de ser extranjero  para ser repatriado. Espero que este sentimiento de repatriado, como ocurrió con el sentimiento del extranjero, vaya reduciéndose poco a poco, pero es un dilema que mis amigos lectores que decidan volver se enfrentarán e imagino que lo enfrentan cuando vienen de vacaciones.

Y una cosa tradicional cuando se es identificado como repatriado es la tradicional pregunta: "¿Porqué te regresaste?". Y noto con alegría de que no es difícil encontrar argumentos. Haber vuelto al Perú está siendo positivo para mí, y no porque Brasil esté mal, o porque no lo extrañe, sino porque Perú está bien.

Ah sí, una última anécdota. Ayer en la empresa nos visitó, dentro de un equipo de gente de varios países, un señor de Brasil, y mi compañero de trabajo, peruano, explicando una determinada situación, utilizó la palabra "chapar" en el sentido de agarrar, "chapar una tarjeta", y el pobre señor brasilero se quedó en las nubes. Yo prontamente se lo traduje: "pegar um cartão". Me sentí contento de haber estado ahí, hubiera sido mucho más fácil si la primera vez que pedimos un sandwich de pollo en Brasil alguien nos hubiese ayudado a traducir, hubiera evitado la simpática imitación de pollo que una amiga hizo para hacer su pedido (quienes saben de la historia sabrán a quien me refiero).

Que tengan un bonito fin de semana (bom final de semana).

sexta-feira, 24 de maio de 2013

Primer Mundo

Al volver al Perú, tuve la suerte de encontrar un lugar para vivir tranquilo, dentro de la difícil Lima, tuve suerte de que el lugar en que trabajo me quede relativamente cerca y utilizando uno de los mejores medios de transporte en Lima, el Metropolitano. Paso por avenidas con bastante movimiento, relativamente ordenadas, seguras y limpias. Así, puedo decir que a mi vuelta a Perú, desde el restricto punto de vista que mi día a día me ofrece, que Lima parece una ciudad de primer mundo.

Punto de vista demasiado restricto, Lima no es la ciudad ordenada que un sistema de transporte como ese parece reflejar. Basta tomar una combi, en que generalmente no se respeta las fajas de las pistas (cuando las hay), ni los paraderos. Y no son sólo los choferes o los cobradores, somos los usuarios, que llegamos a la esquina y extendemos la mano aunque la combi esté en la segunda faja por que estamos apurados, aunque diez combis con el mismo destino pasen en menos de diez minutos y difícilmente la prisa que nos mueve son tan importantes como para causar el descontrol en el tráfico que tener una combi cruzada entre las dos primeras fajas de la derecha ocasionan.



Y los taxis, que abundan en Lima, también sufren de muchos de los vicios de las combis e impactan mucho en el tráfico. Muchas veces veo colas de carros por que hay tres taxis siendo abordados por un pasajero que intenta negociar el precio de la carrera. Responsabilidad de los usuarios, responsabilidad de los taxistas, responsabilidad de las autoridades que no exigen el respeto a las normas básicas del tránsito, pero creo que si el cambio comenzase por nosotros sería más fácil. No parar el taxi cerca a la esquina, intentar tomarlo en calles menos agitadas, no nos cuesta mucho caminar un poco. Salvo que tengamos alguna cosa que nos dificulte movernos (ser una persona mayor o estar con alguna persona mayor, o con bebés, mujeres embarazadas o con alguna dificultad de locomoción) caminar nos hace bien y le ahorraremos dolores de cabeza a mucha gente.

He tenido pocas oportunidades de ir a lugares más alejados en este periodo que estoy en Lima, pero al pasar por algunos distritos se ve que ese mundo ideal de calles limpias y seguras no es la realidad en toda la gran Lima. Hay lugares peligrosos, desordenados y con poca limpieza. Pero son lugares con gente que lucha, tanto como lucho yo, con las herramientas que tienen, como yo lo hago. Aunque mis herramientas me permitan luchar de terno y corbata (es un decir porque no uso corbata desde hace mucho) no soy más o menos que quien trabaja en polo y zapatillas. Además de luchar por superarse y por ser alguien en la vida, tienen que preocuparse con su seguridad.

Espero que poco a poco los lugares con estos paisajes menos afortunados ganen mejores condiciones, no para que sean agradables a los ojos de los otros, sino para que quienes conviven en ellos tengan una mejor calidad de vida. Que nos sintamos tranquilos y orgullosos de cada rincón de Lima. Que el desarrollo y el crecimiento económico peruano, sea lo que eso signifique, llegue a todos. Políticas sociales bien hechas son necesarias para dar ese impulso, aunque le duela al pensamiento capitalista, en el que en parte me incluyo.

Para evitar caer en el "así es nuestro país", soy testigo de que la desigualdad social no es una exclusividad peruana, sucede también en Brasil, donde el fenómeno de las favelas en Rio de Janeiro constituyen el ejemplo más nítido de lo dañino que ella es, habiendo sido responsable del crecimiento del tráfico de drogas y de la violencia. Imagino que en otros países también sucede, por lo que sé, México tiene esta desigualdad muy arraigada también.

En resumen, uno puede vivir en Lima con una buena calidad de vida, no sé si la misma que uno consigue en Europa, pero nada de lo que uno pueda quejarse. Pero me quedo con un sentimiento muy extraño, necesito reflexionar mejor sobre ese sentimiento, pero está relacionado con la desigualdad social y las oportunidades.

domingo, 19 de maio de 2013

Pollo a la brasa

No soy un experto en gastronomía, ni he tenido la oportunidad de probar las delicias de la alta gastronomía Peruana, por eso no me atrevo a titular un post de "Comida Peruana", quien sabe un día lo pueda hacer con propiedad, y espero no pesar más de 100 Kilos si un día lo hago.

Pero hoy comí pollo a la brasa, con su ajícito, con papas fritas y con su Inca Kola. La mayoría de los peruanos crecimos comiendo pollo a la brasa, una vez al mes (o cada dos meses), en alguna ocasión especial o simplemente cuando había flojera de cocinar un sábado o un domingo. Para los que pidieron imágenes, sigue una de ejemplo (espero con bastante maldad que los que no están en Perú, principalmente el que pidió que ponga imágenes, se antojen bastante):


Podía ser el pollo a la brasa de la pollería de la esquina o el del Pio Pio (en Arequipa), con su aguadito de yapa, pero siempre tenía un sabor especial. Tal vez porque nos recordaban buenos momentos, y porque eran un motivo para compartir la mesa con nuestros seres queridos.

Hubo una época en que abrió en São Paulo un restaurante de una cadena de pollerías peruanas (no de las principales creo), y abrió en un barrio de alto nivel adquisitivo, con un modelo interesante. Lamentablemente no duró mucho tiempo, creo que un año a lo mucho. Yo llevé a algunos amigos para que conozcan, pero el lugar dejaba mucho que desear en lo que se refiere a la atención, un par de veces encontramos los manteles arrugados y los mozos demoraban mucho en atender, cosa que en São Paulo es un crimen por el alto nivel competitivo de los restaurantes. Parece que el dueño era casado con una peruana y el maestro pollero era de Amazonas. El sabor del pollo era impecable, así como los aderezos, nada de que quejarse en ese sentido.

Aquí, un vestigio de la existencia de este local: http://www.kekanto.com/biz/rokys

Fue una época dorada, y cuando nos enteramos que tenían delivery, pedíamos pollo a la brasa a la casa, donde vivíamos peruanos y brasileros y disfrutábamos de compartir la mesa, conversando y disfrutando hasta el último huesito después de 4 o 5 años de vivir fuera de Perú. Fue tanta nuestra fidelidad al establecimiento que el día en que faltó el entregador (motoboy) el propio dueño nos vino entregar el pedido, nos reímos mucho ese día, y decidimos pedir con menos frecuencia para evitar el roche. Seguramente subí de peso, y mi nivel de colesterol subió en algunos de esos meses, pero valió la pena. Hoy no puedo abusar, pero una vez a cada dos meses, creo que puedo darme ese privilegio.

Precisamente esta semana conversé con un amigo brasilero que vivió en esas épocas con nosotros y recordaba con alegría las reuniones con el pollo a la brasa y las conversaciones en la mesa compartiendo ese platillo. Un abrazo para él y para los que compartieron esos pollos en la Av. Paulista, espero que abran una sonrisa cuando lo recuerden como yo lo hago ahora.

El pollo a la brasa no tiene el nivel gastronómico de un cebiche, ni de un ají de gallina, pero es peruano, y es rico, y cuando uno está afuera, lo extraña, ¿o no?


quarta-feira, 15 de maio de 2013

Burocracia

La burocracia debe ser un mal necesario, no creo que existiría en tantas instituciones sino fuera así, principalmente en las instituciones públicas. Yo he trabajado en dos, he estudiado en dos y he usado sinnúmeros servicios públicos en Perú y en Brasil, y la burocracia hace parte de todas esas instituciones.

Según Wikipedia (Ok, podría haber buscado una fuente más decente):

"La burocracia es la organización o estructura organizativa caracterizada por procedimientos explícitos y regularizados, división de responsabilidades y especialización del trabajo, jerarquía y relaciones impersonales."

Yo relaciono normalmente la burocracia a un tipo de procedimientos muy rígido, en que las personas que los ejecutan parecen estar decididas a que desistamos por cansancio y que demoran mucho. Principalmente eso.

La segunda experiencia negativa que tuve ahora al volver al Perú (la primera prefiero no recordarla) fue relacionada a la burocracia, y tuvo una serie de procedimientos que incluían el envío de una carta poder a Arequipa y un misterioso envío de información (no de documentos) que demoraría 15 días para venir de Arequipa a Lima. Yo trabajo en informática, y eso me parece un absurdo, como les comentaba a mis amigos, eso sólo podría demorar tanto si la información se grabase en disquete y viajara en burro (sin ningún tipo de prejuicio a ese medio de transporte, pero en términos de información no es lo más eficiente).

Presenté mi queja en el libro de reclamaciones de la entidad y finalmente el envío demoró diez días, lo que significa que a mitad del camino, capturaron al burrito que traía los disquetes marcados con mi nombre y lo trajeron en un ómnibus inter-provincial. Esta burocracia me trajo consecuencias económicas, leves, pero consecuencias al fin y al cabo, que seguro que el Estado no me resarcirá.

Una cosa de las que más me incomodan es el hecho de que uno va a solicitar algún trámite y siempre tienen que hacerte volver, "has traído la copia de tu DNI?", "son dos fotos tamaño pasaporte, no una" o "le falta el sello de ...". Difícilmente hay información clara en los sitios Web, y con mucha frecuencia lo que un funcionario te dice no coincide con lo que te dice el otro.

Cuando finalmente te aceptan tus papeles y te sientes un triunfador, te dicen "Estará para el lunes", cuando tu le dijiste 300 veces que lo necesitabas para el viernes. Por eso yo tengo la percepción de que muchos de los funcionarios están ahí simplemente para que desistas, para evitar que hagas el trámite. ¿Es justo reclamar a los que atienden? ¿Sirve de algo? No lo sé, me parece que no, yo lo he hecho un par de veces y no me ha ayudado. Lo que ayuda, lamentablemente, es conocer a alguien, maravillosamente los procesos se vuelven fáciles cuando uno conoce a alguien dentro de la institución. Pagar a un tramitador que conoce los atajos de la institución también ayuda, el costo de evitarse un poco de stress.

Por otro lado, hay instituciones ejemplares, funcionarios ejemplares, en que los trámites ocurren de forma tan transparente que uno no se lo cree. En el que te vas a tu casa diciendo "no puede ser", y te quedas con la espina hasta que llega el día y recoges tu resultado con una sonrisa en el rostro. Cuándo te pase eso, agradece con una sonrisa, y dile al funcionario lo importante que fue para ti la eficiencia con que te trataron. Lamentablemente ésto es la excepción y no la regla. Espero que se vuelva regla, en Perú, en Brasil, y en otros países que lo necesiten.

Para no ser tan cruel con el servicio público, también las instituciones privadas tienen procesos burocráticos, por coincidencia del destino los procesos de adquisición son extremamente eficientes, a veces uno ni pide un servicio y ya te lo ponen, y claro, te lo cobran al fin de mes puntualmente. Ya los de cancelación o de devolución son muy diferentes. Una vez me pidieron que envíe una carta, en papel a una casilla postal, pidiendo la cancelación de un servicio de telefonía, describiendo mis motivos. Pero ahí te puedes quejar, el gobierno te defiende: Indecopi (Procon en Brasil) y las agencias de regulación tienen sus mecanismos (aunque son burocráticos) para quejarse y a las empresas les duele que dañemos su imagen.

Lo que describí en este post no es innovador, todo es bastante obvio, nos ha pasado a todos estoy seguro, pero tal vez les haga reflexionar sobre estos aspectos como a mí me hizo reflexionar al escribirlo. Aunque suena ambicioso, quizás ese es el objetivo de este blog, ayudarnos, a mí y a ustedes, a reflexionar.

Prometo que mi próximo post será positivo, pero mis experiencias en estos últimos días reavivaron mi molestia con este tipo de cosas y estaba con un poco de bilis que necesitaba sacar.

sábado, 11 de maio de 2013

Esto sólo pasa en el Perú

No sé si a ustedes les ha pasado, pero con mucha frecuencia escucho frases como ésta:


"Esto sólo pasa en el Perú ..."

"... en nuestro  país ..."
"Así somos los peruanos ..."


Y normalmente, son acompañadas de afirmaciones que no son 100% exclusivas de nuestro país o que no se aplican al 100% de la población. Es más, siento estas expresiones un poco despectivas con respecto a nuestra nacionalidad. Ésto no es exclusividad nuestra, en Brasil también escuché mucho de ésto, cuando se quejan de la salud pública, de la corrupción política y policial, del respeto de la gente en el transporte público, del caos en el tráfico. ¿Les suena familiar?



Si, Brasil y Perú se parecen en esos aspectos. No puedo decir lo mismo de otros países de América Latina, pues no los conozco, pero me parece que tenemos en común algunos de estos problemas sociales. Las veces que estuve en Europa, en que aún eran épocas de bonanza, me pareció que este tipo de quejas o reclamos no era común, no sé si hoy los hayan. Sobre otros continentes no tengo ni idea.



¿Y porqué nos referimos así a nuestro país? ¿Algún deseo oculto de que exista un lugar en el mundo en que todo sea "perfecto"? ¿Dónde aquello de lo que nos quejamos no ocurra todos los días?.



Por otro lado, no sé si todos los peruanos nos portamos igual ni creo que todos seamos inocentes. Alguna vez hemos ensuciado la calle (sin querer o sin pensar), alguna vez hemos parado un taxi o una combi (apurados), generando un pequeño desorden en el tráfico. Algunos los hacemos con más frecuencia, otros lo hacemos con menos frecuencia. Pero eso no es privilegio de peruanos o brasileros, creo que eso hace parte del ser humano, y el ser tolerante al error del otro también, al menos eso espero.



De todas formas, creo que sí, ¡es necesario quejarse!, es necesario cuestionar lo que nos incomoda, pero siempre con respeto. "¿Porqué demoran tanto en atendernos en este hospital?", "¿Porqué me tocas la bocina si no puedo avanzar?", "¿Podrías ponerte de pie para que la señora embarazada se siente?". Y también hay que escuchar las quejas del otro con empatía, o por lo menos con respeto. De repente la persona que no se paró para ceder el asiento tuvo un pésimo día, no podemos juzgar sin saber. Es fácil decirlo, pero vale la pena intentar hacerlo.



Me parece oír este tipo de frases con frecuencia, no sé si es porque hoy tengo un oído más "crítico", pero he oído estas frases muchas veces desde mi vuelta, en la calle y en el radio. Interesante: no recuerdo haberla visto en redes sociales, tal vez porque antes de postar algo lo pensamos dos veces, cosa que no hacemos cuando hablamos.



Independientemente de oír esto con más o menos frecuencia, espero que cada vez haya menos razones que nos induzcan a reclamar de nuestro país, y de nuestra población, es decir, de nosotros mismos.


Por último, pero más importante que cualquier otra cosa, quiero aprovechar de desear un bonito día de la madre a las mamás que estén leyendo y a las mamás de los que están leyendo. El amor que uno recibe de su madre es tan diferente a cualquier otro que no hay palabras que lo describan.  A mi mamá la guardo en el corazón y sé que desde donde ella esté, está cuidándome a mi y a mi familia. Cualquier cosa que pueda escribir será poco para expresar la admiración que tengo hacia ella, quien sabe un día pueda escribir algo que por lo menos se aproxime a ese sentimiento sin sentir el gran nudo en la garganta que hoy siento.

quarta-feira, 8 de maio de 2013

Laura no está

Ayer tenía planeado escribir sobre un asunto, que creo escribiré otro día, cuando de repente, escuchando una radio, que pasa música de los 80s y 90s, escuché la canción: "Laura no está".

Fue impresionante, porque a pesar de no haberla oído en mucho tiempo, recordaba la letra, completa, claro que esta música no es una obra prima, por el contrario, es muy muy simple. ¿Pero cómo se me grabó esa letra?, estoy seguro que si hiciese una lista de mis canciones favoritas, ésta canción no aparecería en las top 1000. Y el cantante entonces ni se diga, el nombre de este señor, Nek, demoraría meses en recordarlo.

Debe ser porque esta música, como muchas otras, formaron parte de una etapa importante de mi vida. Es bonito poder prender el radio y que las música te suene familiar, o que cuando pasas por el lado de afuera de una fiesta escuches canciones que hicieron parte de tus fiestas de las épocas universitarias.

Cuando se está afuera uno siente falta de su música, los primeros años en Brasil fueron difíciles musicalmente (y en muchos otros aspectos obviamente, pero no viene al caso), porque uno está totalmente fuera del contexto musical. Cuando iba a fiestas, y ponían una canción que todo el mundo cantaba (Ej: Nao quero dinheiro de Tim Maia o Whisky a GoGo de Roupa Nova) yo no tenía la menor idea de lo que esa música representaba. W do Brasil era un oasis en este desierto musical en el que me sentía, seguro que si la han oído, búsquenla si pueden y se acordarán, aunque seguramente no por ese nombre.
En homenaje a mis amigos brasileros debo decir que hoy conozco algo más de la historia de la música brasilera y la disfruto. Hay una profunda relación entre la música de los 80 y 90 en Brasil y en América hispano-hablante, en ritmos, los asuntos abordados, algunos aspectos políticos como la lucha contra las dictaduras, contra la corrupción.

Hoy, cerca de 1/3 de mi playlist es en portugués, 1/3 en español y 1/3 en inglés. Imagino que esta proporción cambiará a medida que me quede más tiempo en Lima, pero estoy seguro que la música brasileña guardará un lugar en mi corazón así como la música de mi adolescencia, en especial la peruana, ocupó un lugar especial durante mis años afuera.


Gran parte de ese lugar especial lo ocupó la música de un artista sensacional, Pedro Suárez-Vértiz. Cuántas buenas canciones, canciones frescas, con las que nos identificamos. Entre ellas, tuvo el tino de escribir "Cuando pienses en volver", un aliento para quien salió del Perú a buscar su futuro, que te recuerda a tu mamá diciéndote "Hijito, sigue adelante, domina el corazón". Una canción que describe de forma sucinta el sufrimiento que uno pasa fuera del país, las dificultades, tristezas y constantes preguntas "¿que hago acá?", "¿que pasaría si me regreso?", peor aún, "¿si vuelvo, pensarán que fracasé?". Muchos amigos se identifican con esa canción. Creo que es porque te hace recordar lo bueno de tus raíces, de tu gente, "y te abrazarán, dirán que el tiempo no pasó, y te amarán con todo el corazón".

Volver al Perú me trajo la alegría de tener a la mano la música que escuché en una bonita época de mi vida, que me trae bonitos recuerdos. Estoy seguro que aquellos que están en otro país y deciden volver, se alegrarán de reencontrarse con la música que marcó las buenas épocas que vivimos en nuestro país.

domingo, 5 de maio de 2013

Primer post y Noche en Blanco

Siempre tuve un cierto deseo de escribir, pero no sabía sobre qué.

En estos últimos días, tuve la impresión de que volver al Perú es un asunto en el que puedo expresarme, porque lo vivo todos los días, y siempre encaro nuevas experiencias y  nuevos desafíos.

Espero que lo que escriba les sirva, especialmente a quien vive en otro país y está en el dilema de volver a Perú, o simplemente les divierta. Si no concuerdan conmigo, o algo les incomoda, cuéntenme, por favor, quiero aprender de ustedes. Sólo les pido que respeten mi opinión.

Viví 10 años en São Paulo - Brasil, desde los 23 a los 33, hice toda una vida adulta, pero vi la necesidad de interrumpirla por razones muy fuertes, no sé si volveré a Brasil, por ahora no. Decidí volver al Perú, no a la ciudad en que crecí, Arequipa, sino a la ciudad en que nací, Lima.

Estoy aquí hace tres meses, y veo con alegría lo mucho que ha mejorado Lima, y el orgullo de ser peruano que antes parecía ser sólo una frase vacía hoy se siente más en el aire. Parece haber más oportunidades de trabajo, educación, salud, entretenimiento, de acceso a cultura, por lo menos eso me parece. Hoy, los motivos que me hicieron salir no están tan latentes.

La noche en blanco, un festival cultural, que este año se realizó en Barranco, es un ejemplo de oportunidad de acceso a cultura. Es un evento que se realiza en Europa, algo parecido a lo que viví en São Paulo con el nombre de "Virada Cultural", que consiste en una serie de intervenciones urbanas, muestras de arte, y presentaciones al aire libre, abiertas y gratuitas distribuidas en las calles de la ciudad, con artistas nacionales e internacionales. Se llama noche en blanco porque ocupa la noche y va hasta de madrugada, invitando a sus participantes a disfrutar de la noche. Aquí fue hasta las 5am me parece, yo me quedé hasta la 1. En São Paulo dura 24 horas y las actividades finales ocurren a las 6pm, "haja energia".

Lo disfruté, con seguridad, con tranquilidad y con alegría de ver cómo todos disfrutábamos ese momento, aunque no entendíamos algunas de esas muestras, pero intentábamos aprender lo que el mundo nos ofrece.

Lo que más me gustó fue el concierto de flauta de la artista finlandesa Ulla Suokko, me hizo recordar a un amigo al que le irritaba que a los peruanos nos asocien de forma exagerada con la famosa "flautinha peruana" en el centro de São Paulo. No que sea negativo que nos reconozcan por eso, pero hay muchas más cosas que nos identifican como peruanos además de nuestra quena y otros instrumentos de viento oriundos que generan ese sonido inconfundible y melancólico.

También me gustó la intervención "Anudando la Tierra" del peruano Pancho Basurco, en que se permitía que los visitantes hagamos nudos en un enmarañado de telas colgados entre los árboles y que cerraban la calle. Permitía que la gente interactuara y se conociera durante la creación de los nudos.

Opinión: Sentí falta de la diversidad, espero que en las próximas noches en blanco se vea una foto más verdadera de la población de Lima, la misma que veo en una combi, en el metropolitano o en el centro de lima. Todos los credos, razas, clases sociales, edades, discapacidades, y preferencias sexuales, libres y siendo quienes son en un espacio abierto, gratuito y accesible. Y claro, que haya algo con que cada uno de los visitantes nos identifiquemos, que nos consideren a todos en la elaboración del contenido, que un año sea en Santa Anita, el otro sea en San Isidro y el siguiente en Villa El Salvador, o que sean dos o tres al mismo tiempo. Siento que São Paulo aún le gana a Lima en ese aspecto, aunque aún está lejos de lo ideal, pero ya recorrieron una parte mayor del camino hacia una sociedad con más igualdad.

Un detalle más, no sé si haya cambiado mucho desde 2003, pues no tuve oportunidad de conocerlo antes de irme, pero hoy, el espacio debajo del puente de los suspiros es impresionante, no tiene nada que envidiarle a las calles de Madrid o al Nyhavn en Copenhaguen-Dinamarca (que son dos lugares en que la noche se ve muy bonita y que tuve oportunidad de conocer).

Espero que les haya gustado este texto y se den un tiempo para leer los próximos. Espero mantenerme motivado para continuar escribiendo.