Quien ha vivido o transitado en otro país, excepto India o México supongo, al volver, se sorprende del caos y falta de sentido común de las personas en el tránsito. Ver gente parando un taxi que está pasando en el tercer carril, o ver un ómnibus cerrando dos o tres carriles causa una sensación de impotencia inexplicable.
São Paulo tiene un tránsito terrible, realmente es terrible, récord sobre récord de congestionamiento, 180, 200, 220 por la mañana, por la tarde, con lluvia, con calor, en las carreteras en feriados, aumentando dos carriles a las vías principales o mejorando los servicios de transporte público. No caben más autos en la ciudad. Pero quieran o no, la gente respeta más los semáforos, respeta más a los peatones, respetan más al conciudadano, los ómnibus tienen paraderos y se respetan, hay menos taxis, no se negocia con ellos, la mayoría se toma en paraderos de taxi.
En Lima no, aquí la gente se mete a la mala, las combis paran el tiempo que les da la gana, los taxis ni se diga, se quedan en el semáforo aunque esté en verde, esperando que un pasajero lo tome. La combi entonces, sale cuando quiere, a toda velocidad o sin ninguna prisa, hasta que se llene o rápido para ganarle los pasajeros a la que está mas adelante.
La gente para la combi apenas llega a la esquina, como si la próxima fuese a demorar media hora. No! La próxima pasará en menos de 30 segundos! Que terrible, bueno, a hablar de la experiencia de manejar en Lima, antes de hacer más hígado.
Cuando saqué mi licencia de conducir tenía mucho miedo de como sería manejar en las calles de Lima. No fue tan terrible como pensé. Es más, fue una sensación bonita, después de tanto tiempo sin manejar, y de haber dejado de manejar en una situación tan desagradable como fue. La primera vez fueron sólo algunas vueltas por las calles de Miraflores. La segunda fue toda una aventura, un lugar desconocido, pasando por una autopista, pero todo salió bien, como en las buenas épocas. A la vuelta pasar por el Centro de Lima, avanzando poquito a poco, enfrentando el temible tránsito y a los taxistas, creo que aprobé en esta experiencia.
En mi paseo más reciente, me dí el lujo de hacer un trayecto que recuerdo mucho de la primera vez que volví a Lima, en el 1999, cuando al llevarme del terminal terrestre a la casa de los amigos que me hospedarían, en Chorrillos, entramos a el "circuito de playas". Lindo nombre, linda autopista, en el momento en que transité por ella, con mi mirada de provinciano llegando a la capital, me dije, algún día manejaré por aquí. Y finalmente lo hice, fue una sensación muy agradable. Paramos en diversos puntos del camino, para contemplar el paisaje y disfrutar de la compañía de viaje.
Aún no tengo auto, pero no iría a trabajar en él así lo tuviera, desgasta mucho, quiero mi auto para pasear, para conocer nuevos lugares, con mi familia, con mis amigos.
Finalmente, esta entrada del blog coincide con la reciente divulgación de un episodio del programa "don't drive here" de Discovery Channel, dedicado al caos de Lima. A los curiosos, que no conocen Lima, les recomiendo verlo. No exageran, todo es real, es más, la realidad es peor.
www.youtube.com/watch?v=LpIThFEURXU