sexta-feira, 31 de maio de 2013

De extranjero a repatriado

Una de las características que más lo marcan a uno cuando se vive en un país que no es el suyo, es el "estigma" de ser extranjero. Discúlpenme mis amigos cristianos por usar este término. Con estigma, no me refiero a una cosa estrictamente negativa, sino a una cosa que te marca y que no está siempre presente pero aparece de vez en cuando y a veces cuando poco te lo esperas.

Yo no tengo las características físicas asociadas a los peruanos en Brasil, que es el de la piel un poco más oscura, cabello liso y vasto (ok, ríanse). No que eso me enorgullezca, es un simple hecho constatado y confirmado estos diez últimos años. Esa falta de característica física hacía que pasase la primera barrera visual sin ser "identificado". Como al comienzo no hablaba muy bien,  la segunda barrera, la de pronunciar algunas palabras, me delataba. En el caso específico de Brasil, las palabras que tienen una 'v' chica o un "ão" o el casi imposible "avó" y "avô" (esto último merece un post especial) te delatan fácil.

El decir tu nombre, en mi caso mi segundo apellido, que contiene la doble 'L', normalmente también te delata, principalmente por ser poco comunes o por ser escritos de forma diferente ("Suárez" vs "Soares" o "Santiago" vs "Thiago"). Imagino que esto es más crítico aún en países de idioma inglés o del norte y este de Europa.

Una vez detectado, normalmente la gente te recibe bien, en la calle o como usuario de un determinado servicio. La gente es comprensiva e intenta utilizar pocas jergas y tenderte una mano para facilitarte la vida. Después de un tiempo sin embargo, el ser extranjero te cierra algunas puertas, principalmente en lo que se refiere al intercambio de experiencias, discusiones más profundas y contexto histórico que uno poco conoce. Me costó mucho poder establecer conversaciones en este sentido, por un lado por que no soy un maestro en conversación, soy muy malo para guiar conversaciones, y por otro por esta falta de contexto.

Aprendí a oír, a disfrutar y a aprender de este tipo de conversaciones, intentar establecer una correlación entre esas experiencias y las de uno mismo también ayuda. Lo peor es que uno de los episodios que relacionan a Brasil y Perú más recordados por los brasileros es el del mundial del 78 en que gracias a una misteriosa goleada de Argentina a Perú por 6-0 Brasil fue eliminado del mundial, episodio polémico. Un par de ejemplos adicionales de cosas que nos unen, en imagen (el Chavo del Ocho - o Chaves) y en vídeo (el Rey Roberto Carlos cantando en español):





Pertenecer a comunidades peruanas o latinas, es muy positivo, porque te ayuda a extrañar menos y a sentirte más en "casa". Pero cerrarse en esto, también te dificulta aprender y absorber la cultura del país donde estás. Si, los programas de TV que pasaron en los años 80 es cultura, la música que se escuchaba en los 90 también, los hechos políticos que impactaron los años 70 más aún.  Hoy, gracias a mucha gente y a muchos "cafés de la tarde", tengo una cultura sobre Brasil que me permite establecer una conversación digna con un brasilero de mi edad sin sentirme tan perdido como hace algunos años.

Antes de volver, me preguntaba como sería mi vida en Lima después de tantos años afuera. Nuevamente estaría fuera del contexto, diez años en que estuve fuera, hay muchas cosas que pasaron y que si bien las leí en alguna noticia o por un post en el facebook, no las viví en el día, no hablé sobre ellas durante un par de semanas con mis colegas del trabajo o en la mesa del almuerzo con la familia. Las noticias a lo lejos nos impactan menos. Como me dijo una gran amiga un día de estos, es parte de nuestra naturaleza sentir empatía por aquel que está físicamente cerca a nosotros, no por el que está lejos.

Aparte del contexto, algunas palabras no salen fácilmente en español porque son parecidas a las palabras en portugués, o simplemente porque estoy tan acostumbrado que me salen de forma natural en portugués o un portugués adaptado. Por ejemplo la palabra "perceber" es  mucho más usada que "notar" en Brasil, así que normalmente la uso, y por lo que me acuerdo aquí no la usamos tanto, "¿percibieron que este post está muy largo?". Se entiende, pero creo que es un tanto rara, y peor aún cuando se conjuga de forma equivocada (Nota: en mi primera versión de este post utilice la palabra "errada" que creo que tampoco la usamos mucho).

De esta forma, no sé en cuanto tiempo la gente aquí en Lima nota algo extraño en mi forma de hablar. No sé si piensen que soy extranjero, o si tengo un serio problema de dislexia. Hoy en el almuerzo un colega de trabajo me dijo que por algunos segundos pensó que era extranjero. No es tan crítico como era allá en Brasil, pero lo relaciono al hecho de ser "repatriado". Es decir, dejé de ser extranjero  para ser repatriado. Espero que este sentimiento de repatriado, como ocurrió con el sentimiento del extranjero, vaya reduciéndose poco a poco, pero es un dilema que mis amigos lectores que decidan volver se enfrentarán e imagino que lo enfrentan cuando vienen de vacaciones.

Y una cosa tradicional cuando se es identificado como repatriado es la tradicional pregunta: "¿Porqué te regresaste?". Y noto con alegría de que no es difícil encontrar argumentos. Haber vuelto al Perú está siendo positivo para mí, y no porque Brasil esté mal, o porque no lo extrañe, sino porque Perú está bien.

Ah sí, una última anécdota. Ayer en la empresa nos visitó, dentro de un equipo de gente de varios países, un señor de Brasil, y mi compañero de trabajo, peruano, explicando una determinada situación, utilizó la palabra "chapar" en el sentido de agarrar, "chapar una tarjeta", y el pobre señor brasilero se quedó en las nubes. Yo prontamente se lo traduje: "pegar um cartão". Me sentí contento de haber estado ahí, hubiera sido mucho más fácil si la primera vez que pedimos un sandwich de pollo en Brasil alguien nos hubiese ayudado a traducir, hubiera evitado la simpática imitación de pollo que una amiga hizo para hacer su pedido (quienes saben de la historia sabrán a quien me refiero).

Que tengan un bonito fin de semana (bom final de semana).

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